Durante los
años 1950 y 1960, la contratación de mano de obra inmigrante ha sido un factor
importante de la inmigración. Los países nórdicos firmaron un acuerdo comercial
en 1952, el establecimiento de un mercado de trabajo común y la libre
circulación a través de las fronteras. Esta migración en los países nórdicos,
especialmente desde Finlandia a Escandinavia, era esencial para crear la base
tributaria necesaria para la expansión del sector público fuerte ahora
característica de Escandinavia. Esto continuó hasta 1967, cuando el mercado laboral
se saturó y Suecia introdujo nuevos controles de inmigración.

La emigración sueca a los Estados Unidos en el siglo XIX
y principios del XX llevó unos 1,3 millones de suecos a dejar
su patria y emigrar a dicho país. A pesar de que las tierras
fronterizas de los Estados Unidos tuvieron un efecto de llamada sobre las
clases bajas de toda Europa, otros factores animaron especialmente a los suecos
a tomar el camino de la emigración. Existía un amplio resentimiento contra la
represión religiosa llevada a cabo por la luterana
Iglesia de Suecia y el conservadurismo
social y el esnobismo
clasista de la monarquía sueca. El crecimiento
demográfico y las malas cosechas provocaron que las condiciones de vida en el
campo empeoraran. En contraposición, las noticias procedentes de los primeros
emigrantes suecos presentaban el Medio Oeste de Estados Unidos como un paraíso terrenal lleno de oportunidades y
alababan la libertad religiosa y política estadounidense.
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